jueves, 7 de febrero de 2013

Escenas y Diálogos #4 (Parte 1)

Hola a todos! el día de hoy haré un nuevo "Escenas y Diálogos", venía pensando en hacerlo desde hace varios días y el libro del cual tomare los extractos también lo había elegido hace mucho. Lo voy a dividir en dos partes por que tomé muchísimas frases que me gustaron, así que, eso, el libro que escogí (aprovechando de celebrar sus 200 años) es...



Orgullo y Prejuicio de Jane Austen



-El orgullo -observó Mary, que se jactaba de lo sólido de sus reflexiones- es un defecto muy común. Mis lecturas me han convencido de que la naturaleza humana es extremadamente propensa a el, y de que hay muy pocas personas que no se sientan satisfechas de si mismas por tal o cual condición real o imaginaria. La arrogancia y el orgullo son cosas muy distintas. Una persona puede ser orgullosa sin ser arrogante. El orgullo se refiere más a nuestra opinión sobre nosotros mismos; la arrogancia, a lo que deseamos que los demás piensen de nosotros. (Mary a Lizzy, página 27)




Si una mujer se obstina en ocultar sus sentimientos al hombre que ama, puede perder la oportunidad de conservarlo, y entonces será mezquino consuelo suponer que se ha burlado de todo el mundo. Hay tanto de gratitud o de vanidad en casi todos los defectos , que no es cauto abandonarse a ellos. Se puede comenzar con la mayor libertad (una pequeña preferencia es lo más natural), pero pocas de nosotras poseemos suficiente corazón para enamorarnos de veras sin estímulo. En nueve casos de diez, la mujer demuestra mayor afecto del que siente. A Bingley le gusta tu hermana, sin duda, pero puede que la cosa no pase de ahí si ella no lo ayuda. (Charlotte a Lizzy, página 30)




-Mis ideas fluyen con tal rapidez que no me queda tiempo para expresarlas, por lo que a veces mis cartas no comunican todo lo que desearía.
-Su modestia, Mr. Bingley -dijo Lizzy-, tiene que desarmar a sus censores.
-No hay nada más engañoso -terció Darcy- que la apariencia de humildad. A menudo sólo es carencia de opinión, y a veces una ostentación indirecta.
-¿De cuál de ambas cosas tildas mi débil rasgo de modestia?
-De ostentación indirecta; porque tú, en realidad, estás orgulloso de tus defectos al escribir, ya que consideras que se deben a la rapidez de tus pensamientos y al descuido en la ejecución, lo cual te parece, si no estimable, al menos muy interesante. La capacidad de hacer algo con presteza es siempre muy elogiada por su poseedor, quien a menudo no advierte la imperfección que la acompaña...
(Mr. Bingley, Lizzy y Mr. Darcy, páginas 60/61)




Wickham era el hombre dichoso a quién todos los ojos femeninos se volvían, y Lizzy fue la feliz mujer junto a la cual acabó por sentarse; y el grato modo como al instante entabló conversación con ella, aunque sólo fuera para hablar de que la noche era húmeda y se avecinaba una temporada lluviosa, le hizo comprender que los tópicos más comunes, más necios, más usados, pueden resultar interesantes según la habilidad de quien los emplea. (página 94)




-¿Suele usted hablar mientras baila?
-En ocasiones  Es preciso hablar un poco, pues de lo contrario parecería extraño estar juntos en silencio durante media hora; pero, en beneficio de algunos, la conversación debería desarrollarse de modo que se diga lo menos posible.
-¿Se refiere usted en eso a sus propios sentimientos o piensa que complace los míos?
-Las dos cosas -contestó Lizzy con ingenio-; porque he comprobado que nuestros temperamentos se parecen. Ambos somos insociables, taciturnos, enemigos de hablar a menos que esperemos decir algo que deje boquiabierto a quien escucha y pase a la posteridad con el brillo de un proverbio.
(Lizzy y Mr. Darcy, página 111)




Ella no dijo nada, y terminado el baile se separaron en silencio, disgustados ambos, aunque no en igual grado, porque en el pecho de Darcy anidaba un poderoso sentimiento hacia ella, y de pronto la perdonó, dirigiendo toda su ira contra otra persona. (Mr. Darcy y Lizzy, página 114)




-...No temas; hay pocos a quienes ame de veras, y menos aun de quienes piense bien. Cuanto más conozco el mundo, más me irrita, y todos los días confirmo mi creencia en la inconstancia del carácter humano y en la poca que me inspiran las apariencias de mérito o talento. (Lizzy a Jane, página 159)




-...No podemos exigir que un joven alocado sea siempre precavido y prudente. A menudo es nuestra propia vanidad lo que nos engaña. La imaginación de las mujeres hace que concibamos demasiadas ilusiones respecto de los hombres.
-Y los hombres procuran que así sea.
-Si lo hacen con premeditación no podrán justificarse, pero no creo que las personas sean tan mal intencionadas como algunos se figuran.
-Estoy muy lejos de atribuir a premeditación la conducta de Bingley -dijo Lizzy-; pero sin querer obrar mal ni hacer infelices a los otros se puede errar y ocasionar desgracia. La carencia de reflexión o la escasa atención a los sentimientos ajenos, así como la falta de resolución, dan ese resultado.
(Lizzy y Jane, página 160)




-Pero es que esa expresión "amaba con vehemencia" es tan manida, tan ambigua, tan indefinida, que no me dice nada. Lo mismo se aplica a sentimientos que brotan a la media hora de conocerse que a efectos reales y profundos.(Mrs. Gardiner a Lizzy, página 167)





En breve publicaré la segunda parte, pero antes debo terminar el libro y juntar más frases que me hallan llegado. Saludos :)









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